Nosotros les hablamos. Les enseñamos que la palabra, junto con el amor y la dignidad, es lo que nos hace seres humanos. No les enseñamos a pelear.
O sí, pero a pelear con la palabra.
Ellos aprenden. Saben que si nosotros estamos en esto es para que ellos no tengan que hacer lo mismo. Y hablan y también escuchan.
Contra lo que ustedes dicen, nosotros les enseñamos que las palabras no matan, pero que sí se puede matar a las palabras y, con ellas, al ser humano.
Les enseñamos que hay tantas palabras como colores, y que hay tantos pensamientos porque de por sí el mundo es para que en él nazcan palabras.
Que hay pensamientos diferentes y que debemos respetarlos.
Que hay quien pretende que su pensamiento debe ser el único y que persigue, encarcela y mata (siempre escondido detrás de razones de Estado, de leyes ilegítimas o "causas justas") a los pensamientos que son diferentes.
Y les enseñamos a hablar con la verdad, es decir, con el corazón. Porque la mentira es otra forma de matar la palabra.
Subcomandante Insurgente Marcos, México, Enero de 2003
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